Salimos a la calle escondiendo complejos y mirando hacia atrás por si se nos cayó algún elemento esencial de la pose perfecta,

paseamos cuerpos extraños sin pensar que somos producto de un óvulo que se quedó esperando al espermatozoide listo que encontró el atajo,
somos hijos de una genética que se mezcló sin análisis previo de compatibilidad.

Nos topamos callejones sin salida que nos dejan en el mismo sitio porque sólo buscamos la salida fácil,
sin retrocesos que destapen la equivocación que nunca reconoceremos,

esquivamos lo que amamos para no tener que deletrear los perdones que olvidamos pedir desde que teníamos diez años,

y nos da igual,
apartamos y seguimos,
sin culpas ni disculpas
como si educación y amor,
perdón y gracias, sólo fueran importantes en la infancia cuando dependemos y en el cole cuando puntúa para poder seguir,
para alardear de ser el mejor o el menos tonto, el más querido,

cambiamos continuamente de chaqueta hasta el punto de no reconocernos,
sacrificamos principios para alimentar egos,
amor por cantidad de oportunidades sin que la calidad sea puntuable

tonterías vacías,
a eso nos lo jugamos todo,
a intentar mucho sin efectividad ni ganas, queremos subir, llegar y ganar
sin saber para qué ni qué haremos después,
disfrutamos de lo que hacemos bien,
de lo que se puede mejorar,
de lo que no sabemos hacer
y reímos sí,
pero sólo de lo que otros hicieron peor.

Viajamos solos pero rodeados de gente y sobre todo ni contigo ni sin ti,
somos el centro rancio que teme salirse de la línea marcada,
pronunciamos amor con miedo al qué dirán y al beneficio o consecuencias que tendrá,
o lo soltamos fácil sin llegar a comprender nunca su significado,
rebosa de los labios y lo dejas caer como si nada,
como ese baba que se escapa y el torso de la mano corre a limpiar

Somos carne de cañón que se atasca sin disparar a ningún lado o disparando a la persona equivocada.

Ansiamos besos huérfanos de prisas que se queden enroscados hasta el día siguiente y obtenemos profundidades en lenguas extrañas sin idioma común que hablar,

encontramos roces,
pero a las fiestas nunca viene un abrazo,
hay aforo completo de ‘aquí te pillo aquí te mato”, ”lo tomas o lo dejas”, “es lo que hay”
y aquí no hay nada.

Alardeamos de las conquistas express,
sin dificultad, sin nombres, sin proyección, con prospección pero sin resultado,
escondemos cualquier sentimiento de necesidad que vaya más allá de dos polvos sueltos y se pueda relacionar con la palabra amor

Y algunos pasamos por raros,
por no seguir el ritmo poco interesante de un selfie,
por buscar momentos en los que sentirnos solos pero saber que el mejor refugio está en otros brazos, en los que hacen hogar fiable,
por gritar amor cuando otros te gritan loco ante tal declaración de obligaciones derivadas,
por admirar a otros más de lo que te admiras a ti y querer por encima de cualquier yo,
Parece que se está haciendo del querer un secreto inconfesable que hace levantar cejas con admiración como si el resto fueran vírgenes en cualquier sentimiento que no sea a oscuras y breve.

P/D. Os pido perdón por tantos – amos y ver tan poco amor, por dar gracias y no decir que os den, por ser leal y no venderte, por creer en otros y no sólo en mí, por saber que los hay mejores y no ser la mejor, por pensar que por encima de mí están todos los que quiero sin cuestionar ni quién ni cómo son, simplemente son.