Saliendo del lado equivocado,
de muchos días oliendo a oscuras lo que «somos»,
del revés que estropea la ingenuidad,
del lugar donde sólo puedes llorar en palabras tristes la añoranza de ideales difusos.
Me ganó vuestro mundo irreal donde uno no puede dejar nunca de mirar a su espalda,
donde se duerme con un ojo abierto y con un pie calzado en el suelo,
donde se vende cualquiera de esas cosas que no tienen precio,
donde no te encuentras y ser valiente consiste en ser uno mismo,
donde el miedo a perder lo que más quieres te hace ceder a un chantaje.
Estoy de vuelta como el soldado que llega lleno de experiencias y vacío de sentimientos,
nada que decir nada que ofrecer,
con desilusiones frescas y sueños dormidos,
a medio camino entre querer volver o escapar,
a un paso de reconocerme fracaso y a diez de empezar a olvidar