«Quien bien te quiere te hará llorar»,
pero si me quieres, si me vas a hacer llorar…
que sea arropada por un abrazo con latido incluido,
por una lectura entre líneas,
por una entrada de película,
por unas risas con merengue para dos,
por cincuenta caricias perdidas,
por cuatro miradas de cómplice sensibilidad,
por una desbandada de besos,
por una invitación a café con»-tigo»,
por una salida de tono,
por una vuelta en coches de choque sin un rasguño,
por un baño de sinceridad en compañía,
por todo eso que debe acompañar a uno que quiere y le quieren tanto como para hacer llorar a otro.
Si no es así, no te quieren,
sólo quieren hacerte llorar
y entonces, ¡vuela! siempre es «mejor solo que mal acompañado».