No es lo que parece

Mira a tu alrededor, coge la tortilla por los cuernos y dale la vuelta al toro, porque verás que poco es como parece  y los siempre se te rompieron en la cara después de tanto intento con peros.
Recuerda que en aquel país, tu ignorancia da sólo una hora más de felicidad, dile adiós a Peter Pan, tú no eres ya Campanilla, y Nunca jamás lleva detrás tu nombre,
saca del hueco esa cabeza, miéntele al espejo y dile que son dos días aunque sean cien,
que las matemáticas aplicadas son raras y para sumar a veces se resta,
camina de uno en uno, de tres en tres, llámalo correr, pero hazle caso, cualquier cosa menos mirar atrás, recuerda que el único aparte que hay que poner es este punto.
Mira los cuatro costados de tu pared porque quizá sea lo único que permanezca y no hagas de un mundo una única calle sin salida,
sólo han sido cuatrocientas sesenta y siete palabras de toda una vida de letras.
No le des más vueltas y si las das, dale vueltas a otra cosa, que esta tortilla huele a quemada,
da un «do» de pecho o doble ración de «me resbala»,
que nadie se entere de que los cocodrilos no lloran,
que sepan que no existen lágrimas para caer en tanto pañuelo,
quítales perspectiva, ponte de lado, cierra la bombona de oxígeno que hoy no vas a respirar profundo,
piensa que no toca ahogarse en tan vacío vaso de agua,
que no te engañen, que te vas a morir,
pero hoy no es el día, ni el día lo fija un nadie,
que tú puedes
y las torres que caen son las altas no las que llevan en ruinas varias vidas.
¿Qué no es como te dijeron? No,
que no existen los piensa bien y acertarás,
ni ante la duda le tienes que dar encima beneficio,
que aquí no,
así que, puerta, que las ventanas las cerró a cal y canto el último que se fue pero la puerta está al final del círculo vicioso que haremos recta a fuerza de pasillo.
Y ahora levanta otra vez la cabeza, no pidas explicaciones al silencio porque si lo escuchas es el que más fuerte suena,
no te fíes de esa mirada, que ya no vale más que mil palabras,
ni te pares en el estanque que no hay más peces como ese en esto que no es el mar.
Y recuerda,
la próxima vez que pidas un tequila aprende a no chupar el limón con sal, que somos fuertes lo sé, pero no tanto como para sobrevivir a la acidez de ese cítrico que salpicado por el mar sólo escuece,
¡vaya si escuece!.

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